miércoles, 3 de marzo de 2010

semillas urbanas

Mientras que las rocas depiertan,
me siento a mirar su sonrisa tallada
y cuando las flores crecen entrego mi cuerpo para dormir entre sus pétalos,
lentamente crezco con ellas, absorbo el agua, disuelvo la tierra en mi boca.

Hoy planté un pedacito de alma encapsulada (creció muy lento)
alimenté mi sangre con sus frutos húmedos
y me senté a mirarla morir en invierno.

En mi vientre siento cosquillas ahogadas,
silvidos con sabor a aire,
inhalaciones de millones de años,
y cuando mis ojos se derriten entre ellos;
exhalo imágenes de seres tristes,
agotados, creadores de mundos paralelos inalcanzables.

Tal vez sentada entre la ondulacion del viento azul,
no pueda imitar un movimiento más de una vez.
Tal vez sentada entre la oscuridad de una pared,
imite el sonido metálico de las tuercas cansadas,
oxidadas por no ser.
Quizas, si no me ven,
rodaré hasta caer y envolverme entre los pétalos de una flor,
para alimentarme de su color,
disolver el rojizo pastoso de mi piel y
sentir el azul entrar por mi dolor.